2º PREMIO RELATO 2020: ELENA MURILLO 1º A BACH

“El verdadero sentido de la llegada de El Salvador”

 

Cada año, un grupo de jóvenes se apuntan como misioneros en la pastoral de su colegio, puesto que, se ven llamados a ejercer esta vocación. Pero este año había muy pocos misioneros por lo que necesitaban que alguien contara su experiencia como misionero para motivar a los jóvenes lo que podían llegar a vivir a través de sus vivencias. El encargado de contar su experiencia fue el profesor de inglés que había sido misionero en Nicaragua.

Se acercaba la época de las fiestas y los niños sin hogar  de la zona en la que se encontraban  iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Él junto a sus compañeros comenzaron a explicarle como cada año montaban su particular belén en su casa como una tradición esencial en todos los hogares católicos, pues representa el misterio del nacimiento de Cristo.

De este modo, explicaba que representaban cada figura del misterio. María que representa la fidelidad y el amor a Dios, mujer compresiva y bondadosa;  San José que es el hombre que nos inspira a la obediencia y la fortaleza; los pastores, que fueron los primeros en conocer la noticia del nacimiento de Jesús e ir al pesebre a conocerlo; los Reyes Magos, (Melchor que se  representa como un anciano de pelo largo, barba blanca y que lleva un cofre de oro que ofreció a Jesús como señal de su realeza, Gaspar, el más joven de ellos, moreno y con barba oscura, que regaló incienso simbolizando la naturaleza divina de Jesús, y por último, Baltasar, que normalmente aparece sin barba, aunque también podemos encontrarlo con ella, este regaló  mirra como muestra de que Jesús era un hombre que sufriría y moriría. Y por último y más importante el Niño Jesús (El Hijo de Dios) que nació y fue puesto en un pesebre donde los animales normalmente comen.

 A lo largo de la historia, los chicos se quedaban boquiabiertos queriendo cada uno de ellos poder realizar su propio pesebre y poder dar vida a esas figuras relatadas. De esta forma, a cada joven se les dio tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un pesebre, de igual modo, a cada uno se le dio un “cuadradito” de papel cortado de unas servilletas amarillas. Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando los tiras como paja, junto a pequeños cuadritos de franela, cortados de un viejo trapo, estos serían usados para hacerle la manta al bebé. Y por último, de un fieltro marrón cortaron la figura de un bebé. Mientras los niños armaban sus pesebres, el misionero caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda.

Todo fue bien hasta que llegó donde el pequeño Lucas estaba sentado. Parecía tener unos siete años y había terminado su trabajo. Cuando miró el pesebre quedó sorprendido, al no ver un solo niño dentro de él, sino dos. Le preguntó, entonces, por qué había dos bebes en ese pesebre.

Lucas cruzó sus brazos y observando su trabajo comenzó a repetir la historia que habían estado contando acerca de lo que significa el pesebre y las figuras más importantes de la navidad. Estaba contándola bastante bien para ser un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez, hasta que llegó la parte donde la virgen María coloca a Jesús en el pesebre. En ese momento Lucas empezó a inventar su propio final para la historia

Lucas dijo: - Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá, ni tampoco un hogar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con Él. Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé que cosa tenía que pudiese darle a Él como regalo, se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunte a Jesús ¿Si te doy calor, ese sería un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo: "si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido". Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre.

Cuando el pequeño Lucas terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas, terminando por empapar sus mejillas. Se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. El pequeño Lucas había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría. ¡Alguien que estaría con él para siempre! El profesor misionero se quedó asombrado acerca de lo que acababa de ocurrir. Como un niño de siete años le descubrió que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quienes tienes, lo que verdaderamente importa.

Después de lo ocurrido, miró a Lucas y le dio las gracias por recordarle  lo que significa la Navidad. Pues así fue como renové mi vocación por ser misionero. Cada año tengo más ilusión, no importándome a que lugar me mandarán, y si el descubrir nuevas experiencias, como en esta vez que descubrí lo que significa realmente la llegada de El Salvador.  Así que, siempre hay un Lucas esperándote,….. ¿Quién se apunta?  

Toda la clase levanto la mano, se quedaron sin espacio en las listas por la cantidad de alumnos que se habían apuntado gracias al testimonio del profesor misionero de inglés y al pequeño Lucas por descubrir el verdadero sentido de la Navidad.

 

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