LA CABEZA DE GEA LR
LA CABEZA DE GEA
Gea , una de las niñas mas risueñas de la ciudad, camina como todas las tardes hacia casa. Suspensamientos, siempre positivos, parecen estar últimamente algo decaídos.
El calor que desprende el sol en Noviembre a las 19:00 p.m no le parece normal, el sudor comienza a emanar de su frente marcada por unas arrugas originadas por su ceño fruncido.
Piensa en el cambio de carácter de estos días , ¿porqué estará tan irritada ? Tan solo ha sido una mala nota en toda la semana.
De repente el humo ennegrecido proveniente de un viejo coche que pasa por la carretera de la
gran avenida la saca de su cabeza.
Después de la fuerte tormenta que hubo anoche la gente parece estar más tranquila , pues la sequía comenzaba a ser preocupante hasta en la Gran localidad.
A Gea sin embargo no le gustaba eso de que las calles olieran a Humo de Fábrica y humedad , ni que se llenara de charcos el sucio asfalto de las aceras en el que se apreciaban papeles, restos de
comida y otras cosas de las cuales se preguntaba cómo podían llegar hasta ahí.
Las luces, el arbitrio y los desagradables olores le provocaban un agudo dolor de cabeza.
Las firmas recogidas para salvar animales en peligro de extinción que había recogido en una actividad voluntaria de su colegio había resultado ser un fracaso.
Su cabeza iba a estallar en cualquier momento, pero una potente luz proveniente de un escaparate la hace voltear automáticamente.
Es la tienda de televisores , esa que se instaló en el local de la antigua vendedora de productos ecológicos, Natura se llamaba.
Cada televisor emitía un programa distinto : Dibujos animados , noticias , deporte… Gea pensó que debía ser para atraer la atención de todas las personas.
Pero uno de ellos, posicionado en una esquina del escaparate llamó la atención de la niña.
Era un documental del Polo norte. No uno de esos en el que salen todos los animalitos como si estuvieran viviendo muy bien , sino de la realidad . En la pantalla del pequeño televisor se podía ver un paisaje más azul que blanco, más agua que nieve. La cara de Gea tornó a un rostro imparcial , sin expresión , que apartó la mirada de el escaparate y prosiguió con su camino.
Ya no pensaba nada, su cabecita parecía haber dejado todos sus pensamientos por el itinerario que había seguido, como cáscaras de plátano bajo un cielo siempre nublado que Gea odiaba.
Por fin había llegado. Sacó tranquilamente las llaves de su mochila y abrió la puerta de casa.
Mamá estaba en el sofá con su libro favorito y esas gafas que siempre le habían parecido demasiado grandes para sus facciones tan finas y delicadas. Con suavidad cerró el libro al ver a su hija entrar y sonriéndole ingenua le preguntó:
-¿ Que tal cielo?
A lo que Gea respondió:
- Solo bien...solo yo. Layton
Comentarios
Publicar un comentario